te arde una sensación agridulce por dentro,
te encuentras viviendo en un desierto polar,
nadas en arena mojada,
y corres, sobre agua helada,
sabias que en cualquier momento podías caer,
nunca esperes más que nada.
nunca subas más del sótano,
nunca dejes de escuchar ese piano,
que rompe los cristales, por la mañana,
salta por balcones prohibidos,
roza los límites del camino,
cambia las sabanas con tu rabia,
comete un helado de celos,
aléjate, de la ventana,
no te tires! no te la tires!
y sobre todo, nunca esperes más que nada.
quiero invitarte a un café,
a deshoras y con mucha espuma,
quiero hacerte cosquillas en los pies,
y regalarme, sin pedir nada,
pero súbete al caballo de la angustia,
y llega al bosque de la mentira,
que en el castillo de la ignorancia,
se siguen inventando tu vida.
hablar, hablar sin saber...
pero nunca llegareis a nada,
que los límites los marco yo,
y una mujer anestesiada,
así que apaga la vela, y sopla sobre el reloj de arena,
pero mata mis pesadillas por favor!
aunque ya sabes que yo, nunca espero más que nada.
jueves, 10 de junio de 2010
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