Viajar como un rayo cósmico era lo que siempre había querido en realidad. Le llamaba la atención eso de atravesar los cuerpos con la radiación galáctica del hemisferio derecho de su cerebro, y aprender a leer entre las rayas de su camiseta y poder descibrar los jeroglíficos de sus camisas de cuadros.
Concentraba toda la energía espacial en el sistema solar que giraba alrededor de su cabeza, ya que él mismo era el que estaba girando en la órbita de alrededor suyo, y si la física era cierta, acabarían colisionando sin remedio alguno.
Pero en realidad era bastante distraído, por lo que muchas veces perdía la dirección a seguir, cambiando de órbita a galaxias muy lejanas, tan, tan lejanas que acababan teniendo el mismo futuro que las primeras, una sacudida en su arteria cerebral la cual nunca podría evitar.
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