Sigues diciendo que no. No me levanto, no salgo, no me muevo, no duermo, no te quiero. Sabes que puedes, y puedes (mucho) pero no. Sabes que sí, y sí, seguramente sí, pero no.
En diez segundo perderás el tren delante de mí, ya sabes que siempre me gustó viajar en papeles.
Correrás bajo la lluvia y me correré bajo tu sábana,
de sudor y velas, de tu esencia y de tu no-abstinencia.
Dormirás con los ojos abiertos para vigilar que no me escape, como el humo, y yo tendré pesadillas de salir a la calle, y de ver como se cierran tus dedos en mis párpados,
para dejarme ciego.
Me empujarás y me pondrás entre la boca y la pared; y no se decir que no, no.
jueves, 18 de noviembre de 2010
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