
Hola mi amor,
Te he dejado mi juego de llaves en el buzón, y antes de que se me olvide, he puesto a descongelar el pescado que me dijiste que te gustaba.
No creo que estés llorando y no me creo que yo lo esté haciendo, asi como tampoco te creo tus mentiras, tus desventuras nocturnas de bombillas rojas y las mentiras de tus amigos imaginarios. Quería poder quererte un rato más, porque sabías que me gustaba el amor de noche, ver como las nubes tapaban la luna y ver las estrellas debajo de las sábanas, y ahogarme en una copa de champán, y no en tu café barato del desayuno.
Quería que tuviese dos, que puede que pasado un tiempo los tenga, pero sólo tendra uno, y puede que otro postizo, pero nunca podré decirle porqué se me enfrían los pies por la noche, y porqué no puedo comprar una cama más grande.
Contar nuestros minutos era hacer la lista de la compra, y llegué a saber que en cualquier momento llegaríamos a conducir nuestras vidas en dirección contraria, con ron, vodka y algo más y con 220 latidos al minuto.
Ahora espero que seas tú el que tiene el pié encima del freno, al menos para poder salvarme la vida unos días.
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