Tápate los oidos, fuerte, fuerte, fuerte, más fuerte todavía...


sábado, 27 de agosto de 2011

3 o más


Justamente eso, se había dado cuenta de que el compromiso sin promesas es el que mejor le funcionaba. Ése que no tiene excusas elaboradas ni silencios incómodos. Ése que solo deja señas cuando la distancia intermedia es menos que un metro.

Le gustaba la idea que le ataran el corazón a otro para siempre, de mirar con otra cabeza y de pensar antes de actuar, pero el día en que le pasó decidió comprarse un corazón de robot para poder seguir paseándolo como si fuese el suyo.

Y hasta después de mucho tiempo, vió que era el último que se habia dado cuenta que le habían cambiado el corazón de robot por el corazón real, y que para entonces ya lo había estado arrastrando calle abajo durante todo el paseo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario