jueves, 3 de marzo de 2011
En un abrir (sin) cerrar de ojos.
Y es por eso por lo que vivo una hora antes, por lo que me acuesto 10 horas más tarde y me acuerdo incluso años después. Y aunque sabes que tres notas de un piano podrían llevarme donde tú quieras, sólo tocas la primera, y rozas la segunda, pero no te atreverás a acercarte a la tercera, por tí, por mí y por la bomba nuclear que puede estallar con una chispa de mis ojos puestos en tí.
He dejado de compartir y de querer, pensamientos. Puede que sólo te dediques a matar los peones para atacar con la reina, y ya me he dado cuenta, pero nunca he sabido jugar a tus juegos (porque tú nunca quisiste jugar a los míos) por lo que siempre he acabado perdiendo, incluso por adelantado.
Así que deja de pasear tus miradas por mis retinas, deja de seguir llamándome a pensamientos, señales de humo de cigarrillos baratos o pisadas al ritmo de la música. No puedes adelantarme la hora que te llevo de ventaja, pero las cervezas y vidas diferentes las llevas de sobra, de sobra y de regalo, para cualquiera que pueda pasar por delante y te dedique un parpadeo, aunque no esté acompañado de una sonrisa.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario