Tápate los oidos, fuerte, fuerte, fuerte, más fuerte todavía...


viernes, 18 de noviembre de 2011

Electricistas


Estaba gritando hacia dentro cuando me explicaste cómo funcionan los imanes, pero esto es más bien eléctrico. Entra por la nariz y te contrae los tendones pero te ensancha las pupilas. Pienso que es algo así como lo que la gente busca cuando dicen cursiladas como “me tiemblan las piernas”, cuando tú a mí me haces temblar desde las puntas de los dedos hasta los principios que creía que tenía.

Pero es que somos corriente continua, no dejas de pasar ni un momento, de puntillas, para no provocar ningún cortocircuito, y me alegra que no tomes tierra y que te quedes para tomar un café, y puede que un cigarrillo lleno de ansiedad y de nervios.

La cuestión es que no me canso de seguir con lo mismo. Puede que la solución sean las olas y las nubes, puede que sea dejar de atender a tu risa ahogada retumbando en mi cabeza, y también puede que sea que dejes de mezclar las letras y pausas de una manera casi perfecta.

Y la mejor parte viene cuando después de todo esto me dices sin abrir la boca que si algo no está roto, no tenemos que arreglarlo. Yo de todas formas, te agradezco que transformes las taquicardias en chispas siempre que apareces.

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