Ya se que no puedes prometerme el cielo pero yo aun así te lo pido. Tampoco yo puedo prometerte nada, aparte de todos los nervios de mi estomago y de mis horribles ganas de vomitar mariposas. Tampoco te mentiría si te dijese que podría volar alrededor de todo el mundo para quedarme en tu cama, respirandote los alientos y dando paseos con los dedos por tu almohada.
Simplemente hay cosas que el mundo no debería saber, como la existencia de bombas nucleares, de muchos desastres o de trapicheos políticos, pero mejor que todo eso me pienso guardar el secreto de lo que mi cabeza columpia acerca de la tuya, cerca. Y es que "no te lo dire jamás" es lo que me dicen ahora mis fronteras, pero "no me los callarás nunca" es cómo quiero que acaben siendo las cosas. Y tú también, espero.
Pero aun así aguanto, aguanta, y manten la cabeza fría.
Porque a mí no me engañas, y sé en que en realidad, por mucho que digas quien dices ser, no tienes el corazón de hierro, seguro.
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